La práctica de colgar huevos de Pascua del techo de los supermercados en Brasil comenzó en los años 80 como una solución creativa para optimizar el espacio en las tiendas y aumentar las ventas durante la temporada de Pascua. Esta idea innovadora fue el resultado de una colaboración entre el fabricante de chocolates Lacta y la cadena minorista Lojas Americanas.
En ese momento, Magim Rodriguez, entonces presidente de Lacta, buscaba maneras de ampliar la visibilidad de los productos en tiendas con espacio limitado en las estanterías. Durante una visita a una sucursal de Lojas Americanas, notó el espacio vertical disponible entre el primer y segundo piso y propuso la instalación de estructuras colgantes para suspender los huevos de chocolate.
Esta estrategia no solo mejoró el uso del espacio, sino que también creó un impacto visual llamativo que captó de inmediato la atención de los consumidores. El resultado fue un aumento significativo en las ventas de huevos de Pascua, consolidando esta práctica como una tradición minorista en Brasil.
Más allá de la logística, este método de exhibición también protege los delicados huevos de chocolate contra daños y ayuda a crear una experiencia de compra festiva e inmersiva, que fomenta las compras por impulso, especialmente entre los niños.